El baile

En esta ciudad, durante el verano, todos los jueves se celebran las Summer Nights. Cortan el tráfico en el cogollo del centro e instalan un escenario donde cada día toca un grupo musical. La banda de hoy se llamaba Smokehouse. Eran muy buenos, con un repertorio muy variado.

Además, hay quioscos de cerveza, de refrescos, de perritos calientes, de dulces, hay un trenecito para los niños, un castillo hinchable…, en fin, una variedad de atracciones. Está también el Callejón del Arte, que es eso, un callejón al que dan las puertas traseras de varios comercios y donde tienen los contenedores de basura. Se le puso ese nombre porque hace unos años decidieron utilizarlo para que quien quisiera pintase en las paredes. Desde entonces, tanto estas como los cubos de basura son una exposición de graffiti cambiante. En este callejón se pone gente que vende su artesanía, además de un hombre que hace juegos malabares con antorchas llameantes, otro que toca la guitarra y canta aunque apenas se le oye, y una banda de música local, los Jolly Llamas, cuyo repertorio es principalmente blue grass. Hoy, además, estaba también James Van Nuys, compositor, guitarrista y pintor de aquí, al que acompañaba al violín una sobrina suya. La recaudación de las propinas se iba a destinar a ayudar a la Cornerstone Mission, un albergue para indigentes.

A mí me gusta mucho asistir a estas Summer Nights. El centro de la ciudad, en contra de lo habitual, se llena de gente y de animación, hay muchísimos adolescentes yendo de un lado a otro haciendo el ganso, como corresponde a su edad. Hay, por supuesto, muchísimos niños. Yo me divierto escuchando la música y bailando, pero lo que más me gusta es mirar a la gente, observar a los que bailan justo enfrente del escenario. Me encanta ver a esas parejas de todas las edades, pero sobre todo las talluditas, bailando el rock and roll, o el vals, o el country. Bailan bien y bailan con todas sus ganas. Disfrutan.

Fotos: G. Villasante

3 comentarios

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3 Respuestas a “El baile

  1. Sap

    .
    A mí, lo que más me gusta de los bares de Ciudad Veloz es que siempre te ponen la cervecita con una tapita de pemmican.

    Envidiable crónica. Tanto en la forma como en el fondo. Al lado de esas verbenas veraniegas y nocturnas, ¿cómo puede gustar el invierno?

    🙂

  2. Vamos,una verbena ! Está muy bien.
    Besos

  3. Sí, se podría decir que es una verbena. No es nocturna, empieza a las cinco de la tarde, aquí la palabra «noche» no implica falta de luz solar. La música acaba hacia las ocho y media, y luego mucha gente se queda en los bares.
    Lo que más me llama la atención es que la gente baila, hombres y mujeres, solos o en pareja, viejos y jóvenes, con total desinhibición. Es una alegría verlos.
    Gracias por vuestra visita, Marga y Sap.

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